Renovar el acabado de granito blanco puede parecer un reto, pero cuando se sigue el proceso adecuado, los resultados pueden ser sorprendentes. Al trabajar con materiales como el granito, detalles como la velocidad a la que se realiza el pulido y los productos utilizados juegan un papel crucial.
Primero, empieza limpiando la superficie. Utiliza un limpiador específico para granito que encontrarás en tiendas especializadas. Estos productos están formulados para eliminar suciedad y manchas sin dañar la piedra. Por ejemplo, un limpiador con pH equilibrado es esencial para preservar la integridad del granito. Una botella de un litro de limpiador especializado suele costar alrededor de 15 a 20 euros.
Después de la limpieza, procede con el pulido. Para esto, necesitarás una lijadora o pulidora eléctrica, preferiblemente una con varias velocidades para controlar mejor el proceso. Por ejemplo, una pulidora con una potencia de 500W y velocidades ajustables entre 3000 y 6000 RPM (revoluciones por minuto) es ideal. Empieza con un disco de grano grueso (alrededor de 50-100) para eliminar imperfecciones visibles y luego avanza hacia discos más finos (grano 400-800) para darle al granito una superficie lisa y brillante. Recuerda humedecer ligeramente la superficie con agua pulverizada para evitar el sobrecalentamiento y la creación de polvo finamente particulado.
Al pulir, ten en cuenta que el tiempo requerido varía según el grado de desgaste. Para una encimera de cocina de aproximadamente 3 metros cuadrados, puedes necesitar entre 30 y 60 minutos de trabajo continuo por cada disco de pulido. Es importante tomarse el tiempo necesario para cada paso y no apresurarse.
Es crucial utilizar protección adecuada durante el proceso. Usa guantes de trabajo, gafas de seguridad y una mascarilla para evitar inhalar polvo de granito, que puede ser nocivo para la salud. Empresas como 3M ofrecen equipos de protección con altos estándares de seguridad, como sus famosas mascarillas N95, que filtran al menos el 95% de las partículas en el aire.
Una vez que completes el pulido, aplica un sellador para granito. Este producto ayuda a proteger la superficie contra manchas y daños futuros. Un buen sellador puede cubrir alrededor de 20 a 30 metros cuadrados por litro y tiene un costo promedio de 30 a 50 euros. Aplica una capa uniforme con un paño limpio y deja secar según las instrucciones del producto, usualmente entre 15 y 30 minutos. Luego, retira el exceso con otro paño limpio y seco.
Es fundamental repetir el proceso de sellado cada 6 a 12 meses, dependiendo del uso y la exposición de la superficie. Si ves que el agua ya no forma gotas en la superficie del granito y en su lugar se absorbe, es una señal clara de que el sellador necesita ser reaplicado.
Finalmente, para mantener el granito en buen estado una vez que lo hayas renovado, evita el uso de productos ácidos como el vinagre o limpiadores con base de cítricos, ya que estos pueden dañar el acabado y hacer que el granito pierda su brillo. En cambio, utiliza agua y un limpiador suave y específico para granito blanco. Aquí puedes encontrar más consejos y productos en este enlace sobre granito blanco.
Si sigues estos pasos y tienes en cuenta cada detalle, puedes devolver a tu granito blanco su acabado original, haciendo que luzca como nuevo durante muchos años. Recuerda que cada granito tiene sus características únicas, por lo que siempre es una buena idea hacer una prueba en una pequeña área antes de proceder con toda la superficie. Así, aseguras que los productos y técnicas que elijas sean los adecuados para tu granito específico.